Tirso de Molina

Tal día como hoy, en 1648, moría en Almazán (Soria) el fraile Gabriel Téllez, más conocido como "Tirso de Molina", uno de los grandes de nuestro Siglo de Oro...

...de las Artes y las Letras porque en otros asuntos fuimos un desastre. Pero la grandeza de las sociedades humanas no se mide en la prosperidad económica, política o militar, sino en lo que legan a las generaciones futuras en forma de cultura, conocimientos o lucha social.

¿De qué nos hubiera servido ser ricos como borricos hace 350 años pero no haber producido esas genialidades que forman parte de nuestra esencia como especie humana (y como españoles en particular)?
El dinero, la fama y la gloria son pasajeras. Nunca se construyó nada duradero a base de talonario. Los períodos de prosperidad son seguidos por otros de "vacas flacas" (pues en 100 o 200 años la situación puede haberse invertido muy fácilmente). Ni siquiera el "maravilloso" mundo occidental capitalista se libra de crisis más o menos cíclicas.

Siempre me sorprenderá, para bien, el talento que tenemos para sacar lo mejor de nosotros mismos en las situaciones más adversas. Suena a argumento de película americana de automotivación, pero tiene su parte de verdad. Incluso hoy en día, que no está la cosa para muchas alegrías, no se tardaron ni 5 minutos tras la abdicación de Juan Carlos I en inundar internet de montajes sobre los elefantes de Botswana y o de Felipe saliendo de la cola del paro.

Quizás sea cierto eso que decía un familiar mío: "intelectus apretatis, discurri que rabia". Quizás sea el sentido del humor y la vitalidad de este país. Quizás sea que ante los momentos adversos nos crecemos. Quizás, quizás, quizás, que diría Osvaldo Farrés en su maravillosa canción.

Tirso fue un escritor incansable y de gran calidad. Es una pena que de las cerca de 400 comedias que escribió sólo nos hayan llegado unas sesenta (en este género está próximo a Lope de Vega y Calderón de la Barca en calidad y cantidad). Defendió la idea de la comedia como espectáculo total y globalizador. Había que entretener, divertir y provocar al público (un público que ha de ser heterogéneo y exigente).
Además de comedias también escribió obras teatrales serias, obras inspiradas en las Sagradas Escrituras o en la Historia de España.

Y aunque su vida fue bastante tranquila, el ser religioso no le impidió ser acusado de escribir "comedias profanas y de malos incentivos" y ganarse una señora "orden de alejamiento" de la Corte.

Para terminar, mencionar a un personaje suyo que es bien conocido por todos: don Juan Tenorio (aunque es más cobarde y plano que el que después crearía Calderón).

La foto está tomada en la plaza Tirso de Molina de Madrid.

Para saber más: Tirso de Molina, Don Gil de las Calzas Verdes, Cátedra